VIDA

Soledad nació en Madrid el 3 de septiembre de 1966 en una familia cristiana. Fue la tercera de cinco hermanos.
Desde pequeña gozó del cariño de sus padres, hermanos y abuelos.

Empezó sus estudios en el Institut Saint Dominique. Allí recibió la Primera Comunión y dio sus primeros pasos en el aprendizaje de los idiomas, por los que siempre tuvo una gran afición. Cuando tenía 12 años se trasladó al Colegio Mater Salvatoris de Madrid. Al acabar el bachillerato, se consagró a la Virgen en la Congregación Mariana Mater Salvatoris, cuya espiritualidad vivió fielmente con el deseo de ser las manos visibles de María en la tierra.

Estudió la carrera de Filología Inglesa en Madrid y acabó sus estudios en Nottingham. Ganó dos oposiciones, una de ellas, la de Profesora Titular en la Universidad Complutense, tarea a la que se dedicó con entusiasmo.

Se casó y tuvo tres hijos. Junto con su marido, procuró hacer de su familia un hogar cristiano, dando testimonio del Evangelio en las circunstancias concretas de su vida. Fue siempre entre sus amigos y conocidos testigo de la bondad y el amor de Dios que ella irradiaba con su amabilidad y delicadeza características.

En enero de 2006 -escribió- cuando con más intensidad buscaba yo hacer la voluntad de Dios en mi vida, el Señor me hizo ver que iba a tener una enfermedad, para la conversión de mi corazón y quizá la de algunos otros, y para gloria Suya. Al poco tiempo le diagnosticaron un cáncer. Deseó siempre abrazar la voluntad de Dios y durante cinco años luchó con valentía, apoyada en todo momento por su marido y su familia. Atravesó momentos de dificultad y oscuridad en los que se refugiaba en el amor de Dios Padre. El Señor fue purificando su alma y le fue enseñando a confiar y a abandonarse haciendo de su debilidad y su dolor una ofrenda por la salvación de las almas.

A lo largo de su enfermedad, con la sonrisa en los labios, su fe y su unión con Dios se hicieron más y más fuertes, más luminosas. Su oración se nutría de la Sagrada Escritura. Le gustaba repetir este versículo del Salmo 62: Te alabarán mis labios, mis labios te alabarán jubilosos. En paz descansó en el Señor el 13 de febrero de 2011.